Aquí en Costa Rica todo el mundo parece tener no una sino cientos de historias para contar. Te escuchan de manera apasionada y es así como también cuentan lo suyo.
Historias de vida, de muerte, de amores. Historias en taxis apresurados y taxistas preguntones: de dónde viene? cómo es Argentina?
"A mí me gustaría conocer Mendoza, sé mucho de vinos".
Historias de encuentros y desencuentros, de dudas existenciales: ¿me quiere o no me quiere?
Hasta los pájaros me cuentan sus historias y así me despiertan desde que estoy parando en lo de Julia.
Y las cuidadoras se multiplican en ellas: Julia, Margarita y su compañera Vivian, Sonia vía Vero Fulco de Argentina.
Me he sentido cuidada, querida, contada y arrastrada por sus historias. Ellas (qué casualidad no? son todas mujeres) han tejido una red solidaria para que la soledad sea menos, el paseo más grato, y para enseñarme los secretos de una ciudad a la que presiento volveré antes de lo pensado.
Contar historias.
ResponderBorrarCreo que de eso se trata.
Un saludo desde Rosario...
ay, para cuándo esta verdurita se pasea por las américas... (se admiten donaciones :p).
ResponderBorrarleo desde ahce tiempo a bellota, http://beyondbellota.blogspot.com/ que ahroa está en bolivia de cooperante. ha tenido problemas con su blog, pero lo ha reabierto. te lo recomiendo!
:)
ResponderBorrar'me escapé hacia otra ciudad, y no sirvió de nada porque todo el tiempo estaba en un mismo lugar, y bajo una misma piel, y en la misma ceremonia'
parece que no fue así, alegrome